Fuera del alcance de nuestros oídos existen sonidos que nunca llegaríamos a escuchar si no fuera gracias a las grabaciones que realizan algunos de los satélites artificiales que recorren el espacio más allá de la frontera de nuestra atmósfera.
Unas veces descubiertos por casualidad y otras veces de forma intencionada, los sonidos que nos llegan desde el espacio exterior nos descubren nuevas formas de interpretar y experimentar los fenómenos de la física allá donde no podemos poner el pie.
El trinar de la magnetosfera al amanecer
Un curioso ejemplo de ello es la captación de sonido realizada en la magnetosfera terrestre el pasado 5 de septiembre por los satélites gemelos Radiation Belt Storm Probe (RBSP) de la NASA, lanzados desde Cabo Cañaveral (Florida) este 30 de agosto, con el objetivo de estudiar los cinturones de radiación de la Tierra. El instrumento científico EMFISIS alojado en los satélites captó el ruido que se puede escuchar en el siguiente vídeo:
El sonido captado es provocado por la transferencia energética que se produce entre las partículas de baja energía a las de alta energía de la magnetosfera. Esto genera ondas de radio a una frecuencia audible para el oído humano si se convierten en ondas sonoras mediante un receptor de radio de muy baja frecuencia.
Según Craig Kletzing, el investigador de la Universidad de Iowa que lidera el proyecto, este fenómeno es muy habitual y conocido: “los radio receptores están acostumbrados a recogerlo en sus equipos, y suenan parecido a los cantos de los pájaros. Usualmente es más fácil escucharlos por la mañana, por lo que a veces se refieren a estos ruidos como el coro del amanecer”.
La magnetosfera nos salvaguarda de las partículas de alta energía procedentes del Sol que son transportadas por los vientos solares y que impactarían sobre nosotros si no fueran desviadas de su camino gracias al escudo protector del campo magnético de la Tierra.
Asimismo, algunos científicos estiman que esta región jugaría un importante papel en la presencia de agua en los océanos y que si se eliminara, una gran parte de los mismos se habría evaporado, confiriendo a la superficie terrestre un aspecto similar a la de Marte.
El tamboreo de las lágrimas de San Lorenzo
Otra de las manifestaciones sonoras que se ha podido obtener es el ruido de una lluvia de estrellas. Hace un año, durante las famosas lágrimas de San Lorenzo que se producen en agosto, un radar de vigilancia espacial de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos detectó un extraño sonido que acompañaba al espectacular fenómeno de las Perseidas.
El ruido se produce cuando restos desprendidos (meteoroides) del cometa Swift-Tuttle en su anual paso cerca de la Tierra entran en contacto con la atmósfera y acaban prendiéndose, generando fragmentos incendiarios llamados meteoros.
Fdo: Estefanía Navalmoral Arenas. Entrada extra.
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